13 de enero, Día del Periodismo Azuayo

Este miércoles 13 de Enero, se conmemoran 196 años de la Fundación del periódico Eco del Azuay por parte de Fray Vicente Solano.” la prensa tiene voz y voto para que los gobiernos atiendan a los pueblos y el pueblo se eduque en una vida social digna de amar a Dios y servir a la Patria”, señalaba el clérigo.

El Eco del Azuay circuló cada semana durante seis meses. Se escribió hasta el número 26 y llegó a su fin por la falta de pago de los suscriptores. De la tinta de Solano surgirían después más de una decena de periódicos y muchas obras escritas, desde cuyas columnas se defiende con ardor las convicciones religiosas  y el pensamiento conservador. Aunque fue un periodismo panfletario, polémico y de combate, es en 1820 cuando se reconoce el nacimiento de esta noble y difícil tarea.

En el Día del Periodista Azuayo , felicidades a quienes ennoblecen esta bella profesión.Fray Vicente Solano

No olviden que unos pocos días atrás. celebramos el Día del Periodismo Ecuatoriano.

OPINIÓN

Hechizados por “La Hechicera”

Sin duda que la muerte es un hecho impactante. Golpea duramente a cualquiera que ve partir a una persona. La reacción es más fuerte si quien sucumbe es joven, llena de vida y mucho más si es una figura pública y ha llevado una vida de artista exitosa que le ha generado muchas simpatías y una larga lista de seguidores. Pero eso de transmitir el sepelio por televisión como si fuera un partido de fútbol, en medio de acotaciones triviales y de “mostrar” las supuestas primicias que ocasiona el dolor, es por decir lo menos: exagerado.

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Y todo esto viene al caso por el fallecimiento de Edith Rosario Bermeo Cisneros, más conocida como Sharon, quien murió a los 38 años en un accidente de tránsito en la Ruta del Spondylus. Apenas conocido el asunto, el morbo de los medios y los periodistas fueron creciendo en un manto gigante de elucubraciones. Ciertas radios, periódicos y sobre todos los canales públicos y privados, no podían dejar de complacerse por transmitir las “primicias” de la noticia.

Un tuit del ministro del Interior, José Serrano, que sugirió la posibilidad de un femicidio; la detención de la pareja de la cantante y de la chica que manejaba el carro que la atropelló; les cayó como anillo al dedo. Los canales no pararon, dieron toda la “información” -aunque muchas veces contradictoria y contrapuesta- que pudieron. A La muerte de Sharon le convirtieron en el “boom”. A las típicas, desgastadas y muy comunes frases, les sucedieron una serie de versiones diversas: unas que hablaban del accidente, otras de las peleas que había tenido la pareja.

Lo raro es que algunos medios olvidaron que su función es informar los hechos y situaciones de una sociedad al público. Para ellos lo más importante fue vender y conseguir exclusividad. Y allí lo malo, porque por atraer, tratan de conseguir notas a costa de todo; para conseguir tomas, información o fotografías, violan la privacidad bajo el argumento de tener la obligación de informar a la sociedad sobre figuras públicas.

¿Exageraron? Sin duda, lo hicieron. ¿Hasta qué punto se explota el morbo frente a una tragedia? Tristemente se sigue explotando pese a que hay una Ley de Comunicación. Y así la muerte, sigue siendo un tema del cual se aprovechan algunos medios.

https://www.youtube.com/watch?v=P777rPQewdA

http://youtu.be/P777rPQewdA

 

“Fue sin querer queriendo…”

El comediante mexicano Roberto Gómez Bolaños murió a los 85 años. “Chanfle, se murió Chespirito” se leía en las redes sociales que enseguida explotaron. “Fue sin querer queriendo” decía un post, seguido por otro que contenía una foto de toda la vecindad con el Chavo del Ocho subiendo al cielo y diciendo “síganme los buenos”.

Y entonces vinieron a nuestra memoria, todas las frases y todos los personajes que encarnó Roberto Gómez. “¿y ahora quién podrá ayudarnos?”, “que no panda el cúnico”, “se me chispoteó” y tantos otros dichos que se han vuelto populares. Lo paradójico es que las mismas redes nos mostraban una especie de ciberbulling contra una de las asambleístas cuencanas que había tuiteado “Partes de Chespirito o del Chavo no eran comedia. NO es humor golpear a un niño, tratarlo como tonto o ridiculizarlo. Eso no”.

Y aunque alguna razón puede tener este tuit, la gente lo juzgó como inoportuno y desacertado, en medio del dolor que toda muerte causa. El caso es que la chispa y la gracia de Roberto Gómez Bolaños lo hizo un ser querido en medio Mundo.

Con sus antenitas de vinil y su escudo en el corazón, el Chapulín no tenía superpoderes pero se dejó querer porque lograba superar sus miedos, apoyado por su chipote chillón. Y del Chavo ni hablar, en realidad “crecimos” junto al Profesor Jirafales, el Señor Barriga, Quico, la Chilindrina, Don Ramón, Doña Florinda y La Bruja del 71. Y aunque los chistes y las rutinas se repiten, los personajes y las bromas continúan alegrando a nuevas generaciones; pese a que el programa se dejó de grabar hace más de 20 años, sigue retransmitiéndose en toda Latinoamérica.

Podrán hacerse críticas -seguramente con razón por los golpes de Doña Florinda, el cigarro del Profesor Jirafales o los golpes al Chavo- pero conviene recordar que la serie fue grabada y presentada en otros tiempos, las décadas de los setentas y ochentas, en donde la sociedad vivía otros momentos y tenía otros valores. Queda claro que no se les puede juzgar con la lupa de la época en la que vivimos hoy por hoy.

Imágenes de la muerte de Gómez Bolaños.

 

NEC, RR. PP.